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Tratamiento de Arrugas
Uno de los procedimientos no quirúrgicos más populares en la cirugía plástica es la aplicación de Toxina Botulínica (conocida comúnmente como “bótox”). Este tratamiento se obtiene de una bacteria natural y actúa relajando suavemente los músculos que provocan arrugas. La mayoría de las líneas del rostro y el cuello —como las arrugas de la frente, las líneas verticales entre las cejas y las patas de gallo— son arrugas dinámicas formadas por la contracción repetida de los músculos bajo la piel. El objetivo principal de la toxina botulínica es suavizar estas líneas manteniendo las expresiones naturales.
Cuando se aplica correctamente, tu expresión facial no desaparece; al contrario, tu rostro luce más fresco, dinámico y juvenil. En lugar de un aspecto rígido o artificial, un médico experimentado puede lograr resultados naturales y estéticos. Después de una buena aplicación, los comentarios que recibirás serán del tipo “Te ves genial, pero no sé qué cambió” y no “¿Te pusiste bótox?”.
La toxina botulínica se utiliza principalmente en:
El procedimiento dura en promedio 5–10 minutos y puedes volver a tu rutina diaria inmediatamente después. Los resultados comienzan a notarse en 2–3 días, se estabilizan en aproximadamente una semana y duran de 4 a 6 meses. Con aplicaciones regulares, los efectos pueden prolongarse. Cuando lo realizan médicos capacitados, los efectos secundarios son mínimos. Sin embargo, debido a la falta de estudios clínicos en mujeres embarazadas, no se recomienda durante el embarazo.
Además de sus beneficios estéticos, la toxina botulínica también se utiliza de forma segura en el tratamiento de migrañas y de la sudoración excesiva en axilas y palmas de las manos.