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Aplicaciones de PRP (Plasma Rico en Plaquetas)
PRP, abreviatura de Plasma Rico en Plaquetas, es un tratamiento obtenido de tu propia sangre y ampliamente utilizado en medicina, tanto con fines ortopédicos como cosméticos. ¿Pero qué hace que las plaquetas sean tan valiosas? Contienen numerosos factores de crecimiento y proteínas que desempeñan un papel clave en la reparación y regeneración de los tejidos.
Durante un tratamiento con PRP, se crean microlesiones controladas en la piel envejecida o dañada, y se aplica una dosis concentrada de plaquetas en la zona. Los factores de crecimiento y proteínas liberados mejoran la calidad de la piel, dando como resultado un aspecto más joven, saludable y radiante.
En cirugía plástica, el PRP se utiliza principalmente para:
Puede usarse solo para la reducción de cicatrices y el rejuvenecimiento de la piel, o en combinación con técnicas complementarias como el dermaroller. Su eficacia en la prevención de la caída del cabello y la mejora de la calidad del mismo ha sido respaldada por numerosos estudios científicos.
El procedimiento es sencillo: Se extraen aproximadamente 8–10 cc de sangre, se procesa para obtener PRP y se inyecta en la piel con agujas muy finas. La sesión dura solo unos minutos y normalmente basta con aplicar cremas anestésicas tópicas. Si se combina con dermaroller, puede ser necesario un anestésico intravenoso suave.
Después del procedimiento, puede aparecer un leve enrojecimiento que generalmente desaparece en menos de 24 horas. Dependiendo de la zona tratada, 3–4 sesiones con intervalos de 2–3 semanas, seguidas de una sesión de mantenimiento a los 6 meses, suelen ser suficientes.
Dado que el PRP se obtiene completamente de tu propia sangre, es un método seguro, confiable y de bajo riesgo, con efectos secundarios o alergias prácticamente nulas.